En el post de este mes, investigaremos sobre el origen del regaliz, ese dulce que lleva acompañándonos toda la vida.
¿Recordáis volver a casa del colegio chupando un palodul? La ilusión y la alegría de salir de clase y acercarte al kiosko a pedir el más largo, acabar exhausto tras intentar partirlo por la mitad, o comprobar lo diferente que era el sabor de la leche… ¡Qué recuerdos!
El palodul proviene de la raíz de la Glycyrrhiza glabra, una planta de la familia de las fabáceas nativa de la zona mediterránea y de Asia.
Tiene el tallo leñoso y hojas elípticas y puntiagudas, flores pequeñas, de color azulado, y ha sido utilizada también como remedio natural, ya que tiene propiedades anti ulcerosas, laxantes y expectorantes.
El palodul comenzó a utilizarse como edulcorante en la fabricación de dulces, y es aquí cuando se empiezan a dar los primeros pasos para dar lugar a estas varitas rojas o negras de carácter gomoso que hoy conocemos como regaliz. Pues bien, qué sorpresa me llevé al saber que estas varitas rojas y negras, lamentablemente no llevan esta raíz entre sus ingredientes; sus ingredientes básicos son trigo, azúcar y jarabe de maíz, más los correspondientes colorantes y aromas naturales y artificiales, por supuesto. Unos moldes, unas cuchillas y un horno para solidificar la mezcla, hacen que en poco tiempo se obtengan las varitas de regaliz que más tarde nos producirán caries si nos olvidamos de lavarnos los dientes, o bien nos ayudarán a dejar de fumar, o nos arreglarán o estropearán más la tripa… Con la cantidad de cosas que te pueden pasar comiendo chucherías, ¡como para no comerlas!
Podéis, si os apetece, echarle un ojo a este vídeo del programa de Discovery Channel “¿Cómo lo hacen?”, en el que aparece cómo se fabrican los regalices de una forma más gráfica.